martes, 2 de febrero de 2010

PEQUEÑA LEYENDA DE LA AREPA DE MAIZ EN VENEZUELA


Hablar de La Arepa, es hablar de Venezuela, de nuestra cultura y de la mesa de cada día, es nuestra expresión culinaria más autóctona, es el benefactor pan nuestro de cada día. La arepa es una expresión nacional, en cualquier ciudad de Venezuela puede encontrarse. Su preparación se remonta a nuestros ancestros indígenas, que sembraron, recolectaron y procesaron el maíz. Exploran nuestra historia para descubrir en ella la imagen de nuestro abolengo, los símbolos de nuestra memoria. Es por ello, que la curiosidad del pasado nos cautiva y nos atrae, nos integra y nos arraiga a un recuerdo compartido.
La disertación de la masa hecha de maíz cocido y molido, autóctono de los indígenas, que lo molían entre dos piedras lisas y llanas y luego creaban pequeñas bolas que asaban en una plancha curva fabricada en barro, que se utiliza para la cocción, utensilio que también conocemos como budare, del nombre de este utensilio deriva la palabra “Arepa”, en la actualidad se utilizan planchas y parrillas de hierro para asar las arepitas en casa o restaurantes, aunque se puede encontrar aún el aripo de barro. La Arepa es leal compañera del venezolano y puede encontrársele en la más honorable mesa, así como en la más humilde, en cualquier esquina de la ciudad, ó en el más pequeño de los pueblos, en restaurantes y casas, ó en las abundantes areperas de las diferentes ciudades venezolanas.
La Arepa es la reina de nuestros desayunos, y a su vez excelente acompañante de primeros platos del desayuno y cena, es fiel compañera de nuestros platos nacionales. Se presenta con características distintas en las diferentes regiones del país, pero en esencia es la misma y singular arepa.

De esta manera, se puede señalar que en Venezuela la Arepa. Es un majar tipo torta de masa o harina de maíz de forma circular y semi-aplanada que generalmente se cocina asada o frita. Es un alimento que sirve para comerse como plato principal o como acompañante, sola o rellena, comúnmente como parte del desayuno y la, es un plato tradicional de las gastronomías venezolana.
En tal sentido el admirable historiador Mariano Picón Salas nos muestra una visión mas clara soble la forma en que se han venido narrando la historia, haciendo una revaluación que permite al lector descifrar que la misma proviene de los autores más que de los actores que vivieron en carne propia lo que aconteció, ocultando así muchos hechos de gran relevancia que se deben conocer para comprender el presente.
Razón por la que es de urgente necesidad ampliar lo que se llamaría las fuentes de nuestra historia. Estas han provenido de la historia positivista que buscaba la concordancia entre el medio y las instituciones, la historia militar y política que buscó acrecentar corrientes del pensamiento económico y cultural, dando pie a una de las problemáticas. Por otra parte la interpretación personal llevada a cabo por nuestro más eximios historiadores, requiere ampliarce a la luz de las necesidades y exigencias del venezolano de este momento, con una nueva y sistemática tarea de grupo en que colaboren por igual linguistas, etnógrafos, antropólogos, folkloristas… Tenemos apenas sobre nuestro país un conocimiento disperso que es preciso perseguir con voracidad de maniatico, otro de los inconvenientes de nuestro rumbo es la historiografia de la colonización y el pasado español lo cual ha dejado como problema la transculturización.
Dice picón salas, que el surgimiento de una nueva historiografia divida al país en zonas y áreas culturales, habría que hacer por ejemplo como lo realizaron ya muchas naciones, nuestro mapa linguistico, que arrojará mucha luz no solo sobre el habla comun del pueblo sino tambien sobre las influencias indígenas y africanas, sobre tantos problemas semánticos que definan nuestra psicologia colectiva, porque en el idioma el hombre ofrece la mas valida configuracion de su alma, tanto como una fuente escrita y son testimonios para explicar formas peculiares de cultura. Los instrumentos materiales del pueblo el ritmo de sus canciones, los materiales de su casa o decoracion el estilo de sus cocinas, y asi la historia nos sirva mas concirriendo con datos, para aclararnos problemas e interrogantes de cada dia que no sea solo el tema del discurso heroico sino la propia vida y el repertorio de la cotidianidad.

ORIGEN DE LA AREPA EN VENEZUELA

La palabra proviene posiblemente del cumanagoto. Algunos estudiosos del idioma indican que la palabra arepa proviene del vocablo indígena "erepa", que los Cumanagotos –tribu de los Caribes que habitaba la región noreste de Venezuela– utilizaron para nombrar el maíz, ingrediente básico en la preparación de este alimento. De acuerdo a otra versión, el vocablo arepa pudiera provenir de "aripo", especie de plancha levemente curva, fabricada en barro, que utilizaban los indígenas para la cocción de la masa de harina de maíz. El cumanagoto es el individuo nativo de un pueblo amerindio de la familia Caribe que habitó en la antigua provincia de Nueva Andalucía llamada hoy Cumaná, y cuyos descendientes habitan actualmente al norte del Estado Anzoátegui, en Venezuela.

El académico y ensayista histórico sobre la cultura de América Latina, Mariano Picón Salas, expuso sobre el origen de la arepa lo siguiente: "Los caribes y cumanagotos usaron tanto el maíz tierno como el maduro, este último les servía para preparar una especie de pan de maíz (la arepa), según técnicas que se han conservado hasta la fecha (2010). Este pan de maíz que llamaron "erepa" lo elaboraban dándole a la masa forma redonda, imitando al dios sol, rindiéndole tributo como alimento divino"

Sin embargo, algunos sitúan el origen de la arepa en lo que hoy es Venezuela, lo que explica la importancia que significa dicho alimento en la gastronomía venezolana, de donde se supone que se extendió a otras regiones, particularmente a su vecina Colombia, donde encontró una gran aceptación. Es así que, los indígenas cumanagoto no fueron los únicos en consumir las arepas, puesto que antes de la llegada de los españoles a tierras americanas, vivían los taironas, civilización precolombina de la familia lingüística chibcha que habitaban en lo que es actualmente los departamentos de Magdalena y César pertenecientes a la actual Colombia. Allí no faltaba el maíz, que era el principal cultivo de esa zona, y eso propiciaba a la preparación de arepas, de las que eran buenos consumidores. También aparecen los indios Pantágoras, descendientes de los Caribes y los indios Aburraes, y los primeros vivían en el centro de Colombia, para ser exacto, en el departamento de Caldas y los segundos en el Valle de Aburrá, que está en Antioquia. Al igual que los taironas, los Pantágoras y los Aburraes sabían prepararlas con maíz y fueron consumidores de arepas.
Una anécdota relacionada con las arepas en el siglo XIX cuenta que el general español Pablo Morillo, quien llegó a Venezuela a combatir por la causa española cuando la independencia estaba casi decidida, detestó las arepas. Morillo confesó, según Churrión, a sus dos amigos José Domingo, el Duarte y el Díaz, al regresar a Caracas tras su campaña a los llanos, que: “Todo lo puedo pasar en esta tierra, menos esas perrísimas tortas de maíz que llaman arepas, que sólo se han hecho para estómagos de negros y de avestruces”. El repudio de Pablo Morillo hacia las arepas contrasta con el gusto del Libertador Simón Bolívar, quien se quedó con las arepas, de las cuales eran muy de su agrado y especialista en prepararlas para su desayuno o almuerzo. Al igualo, en esa época se destaca la experiencia de un ciudadano sueco Carl August Gosselman, quien recorrió Colombia por las regiones de Antioquia y el Viejo Caldas en calidad de turista. Este cronista escribió en su libro "De viaje por Colombia" a su regreso a Estocolmo: "En el mercado lo que más abunda es el maíz, que se expende en forma de arepas, gruesas galletas de buen sabor. A los españoles la arepa les pareció repugnante. Hoy en día ricos y pobres la comen con gusto".
Hay un dicho popular: "No hay nada tan venezolano como la arepa" y también: "La Arepa es el Pan venezolano". La preparación de la arepa, depende de dos factores clave: uno es el gusto o las preferencias de cada persona; el otro es la inventiva criolla de acuerdo a cada región. La arepa se ha convertido en un símbolo de la identidad cultural de Venezuela, hecho que se evidencia en que en ese país sea popular el dicho «más venezolano que una arepa». La arepa venezolana no se libra de mala crítica por la obesidad y la diabetes, si está frita y rellena la arepa por lo que se recomienda comer con moderación para aquellas personas afectadas por estos problemas, no sin escuchar recomendaciones de médicos y nutricionistas. Son muchas las formas que adopta el maíz cuando la inventiva criolla venezolana decide hacer las arepas. Si damos una mirada al maíz que se utiliza, tendríamos las siguientes variantes:

Arepa de maíz pilado: El maíz pilado es cualquier maíz al que previamente se le ha quitado el lumen y la cáscara. Las dos principales arepas de maíz pilados son la de maíz amarillo, que es más áspera pero artesanal y la de maíz blanco, que es suave y más común.

Arepa de maíz pelado: Mejor conocida en la costa venezolana como "Arepa Pelada" o "Arepa Raspada" en Oriente, esta clase de arepa proviene del maíz pelado, que es aquel que conserva su cáscara y que se reblandece hirviéndolo con cal. Al molerlo, conserva los componentes nutritivos del lumen y la cáscara. Su sabor es muy similar al de las tortillas mexicanas.

Arepa de harina de maíz pre cocida: Se elabora con la harina que se obtiene luego de la pre cocción del maíz.

Arepa andina: Se elabora con harina de trigo, y se consume principalmente en las zonas montañosas de los Andes venezolanos.

Arepa de yuca: Se prepara con afrecho de yuca, en vez de utilizar el maíz o el trigo.

Arepa de plátano: Se prepara con masa de maíz y plátano.

Formas de Preparación

Asada: Se coloca directamente al fuego la superficie de un utensilio como el budare. En las grandes ciudades, suele colocarse sobre la plancha de la cocina de los hogares. Vale señalar que las mujeres de la Isla de Margarita, frotan el budare con grasa de tiburón antes de colocar la masa; así obtienen una masa más perfecta y de mejor color.

Horneada: Cuando se calientan en un horno casero o de leña, esta se abomba y es más fácil de rellenarla.

Hervida: Se cocinan en agua hirviendo durante varios minutos hasta que comience a compactarse. Por lo general son de forma oval y se les da el nombre de "bollos" o "bollitos". No llevan ningún tipo de envoltura a diferencia de la hallaquita. No deben confundirse con los bollos pelones debido a que estos últimos llevan relleno.

Frita: Se introducen en grasa animal o vegetal, aceite vegetal o mucha mantequilla o manteca de cerdo, previamente calentado en una sartén. Algunas personas le hacen con el dedo índice un agujero en el medio, para que se frían mejor.

En Venezuela, la arepa posee muchas clases y tipos de presentación, que van dependiendo de la región del país y del gusto de la gente, entre algunas de ellas tenemos:

Arepita dulce: Se prepara con anís y papelón. Se hacen delgadas y se colocan en aceite hirviendo de manera que las cubra. Se sabe que están listas cuando se tornan doradas y se abomba la superficie.

Arepa de coco: Es oriunda del Estado Zulia. Su concha es dura y su interior es muy suave. Su cocción es sobre parrilla y budare o plancha. La masa se coloca sobre una hoja de uva de playa o de plátano. La masa lleva coco y papelón. Una variación de esta, la hace una señora margariteña a quien descubrió el chef Sumito y la elabora de esta manera: a la masa base le agrega leche de coco, luego la asa a la leña envuelta en hojas de plátano y mientras la asa, en la mitad del tiempo de asado, le agrega por encima más leche de coco.

Arepa de chicharrón: Lleva chicharrones triturados y mezclados en la masa.

Arepa de queso: Con queso rallado incorporado en la masa. Puede ser queso duro o de año, queso amarillo o queso parmesano.

Arepa aliñada: Cuando se le añade huevo, papelón, queso, y polvo para hornear.
Arepa de plátano maduro: Es originaria del Estado Zulia. Se le agrega a la masa, plátano o bananos maduros. Sobre el budare, se coloca una hoja de plátano, y sobre esta la masa.

Arepa de trigo: Típica de la región Andina. Se elabora con harina de trigo en lugar de harina de maíz. Pueden ser saladas o dulces.

Tumbarranchos: Son originarias de la ciudad de Maracaibo, en el Estado Zulia, pero se han hecho típicas en todo ese Estado. Son arepas elaboradas el día anterior que se rellenan con una lonja de mortadela, se rebozan en una mezcla de harina, huevo y otros condimentos, y se fríen en aceite caliente para luego rellenarlas con queso blanco y/u otros ingredientes, como pollo, carne o cerdo al gusto, vegetales y salsas como: kétchup, mayonesa y mostaza.


Rellenos

Los rellenos son múltiples y varían de acuerdo con la creatividad del cocinero y el comensal. Entre los más destacados están las de queso blanco, queso amarillo, carne mechada, pollo, pernil, chicharrón, cazón (tiburón), atún, y caraotas negras (frijoles). Más recientemente le han incorporado otros rellenos como trufa, salmón, camarones, calamares y hasta caviar. Por ser un país con varios inmigrantes, ellos han adoptado la arepa perfectamente y la han fusionado con elementos de su gastronomía local. Algunas comunidades europeas, la untan con queso crema, chocolate fundido y crema de almendras. La comunidad libanesa, con orégano y aceita de oliva. Muchos griegos las rellenan con acelgas, aceitunas y aceite.
Para rellenar tradicionalmente la arepa, se abre con un cuchillo como si fuera un pan cualquiera, algunos le sacan parte de la masa para que le quepa más relleno, se le unta mantequilla o margarina si se desea, se rellenan con lo que gusta, y se comen calientes. La costumbre rellenar arepas se inició en el siglo XIX en Caracas, cuando se rellenaban con jamón y queso. En el centro del país, y particularmente en Caracas, se suele darle nombres anecdóticos y hasta folklóricos a las arepas rellenas, y asimismo, a la arepa que no lleva relleno, a la cual se le denomina "viuda" por aquello de encontrarse sola. Dichas arepas usualmente se venden en las "areperas", que son una especie de fuentes de soda o restaurantes que se especializan en la preparación de este plato típico y que funcionan a toda hora, generalmente las 24 horas del día. Estos lugares tienen gran variedad de rellenos, pero también pueden prepararse para llevar y agregar algún relleno con posterioridad.

Entre las diversas variedades y nombres que se les dan a las Arepa en Venezuela se tiene:

La Reina Pepiada: contiene un relleno a base de gallina o pollo y aguacate con mayonesa.
La Arepa Dominó: contiene un relleno de caraotas (frijoles) negras y queso blanco duro rallado.
Arepa pelúa: contiene un relleno de carne mechada y queso rallado amarillo.
Arepa rumbera: contiene un relleno de pernil y queso rallado amarillo.
Arepa catira: contiene un relleno de pollo y queso rallado amarillo.
Arepa sifrina: contiene el mismo relleno a base de gallina o pollo y aguacate con mayonesa que la reina pepeada y se le añade queso amarillo.
La Arepa de Perico: es un relleno andino, que consiste en un revoltillo de huevos, cebolla, tomates y sal.
La Arepa de Patapata: cuando se rellenan con queso amarillo, caraotas negras (frijoles) y aguacates.
La Arepa de Pabellón: tajadas o rebanadas de plátano frito, caraotas y carne mechada.
La Arepa Rompe Colchón: mezcla de mariscos (pulpo, calamar, pepitonas, ostras y camarones)
La Arepa de Pernil: Pernil, tomate y mayonesa
La Arepa Viuda: Arepa sin relleno.
La Arepa Musiúa: En este caso lleva el mismo relleno que la famosa hamburguesa.

En la década del 50 surgió la arepera en Venezuela. Estos son los lugares donde se consiguen las arepas rellenas con infinidad de guisos. Se cree que su creación estuvo promovida por la gran aceptación de los inmigrantes italianos que trabajaban en la industria de la construcción. Al compartir con los venezolanos la faena diaria veían con agrado esos suculentos redondeles de maíz que sus compañeros llevaban para desayunar o almorzar. Así comenzaron a buscar dónde conseguirlas hasta que se fundó el primer establecimiento de este tipo. En el occidente de Venezuela, específicamente en el Estado Zulia, las areperas tradicionales que se consiguen en el centro del país donde se expenden arepas asadas con infinidad de guisos, no son muy comunes, allí básicamente las areperas son establecimientos o lugares para comer ubicados en locales, o simplemente situados en las calles montados sobre la acera en carritos metálicos, donde se venden unas arepas medianamente delgadas previamente asadas, que son cortadas y abiertas totalmente en dos, y luego fritas en el lugar, que después se rellenan con distintos tipos de ingredientes, entre los más comunes, pernil de cerdo, carne, pollo, queso, jamón, agregándole verduras como repollo (col), tomates, papas ralladas fritas y salsas como mayonesa, kétchup, mostaza y salsa tártara.

UNA VENEZUELA ES POSIBLE

Tomado de PIZARRON. PAG. 393-394
Arturo Uslar Pietri. 22 de marzo de 1992

Hace muchos años, en horas propicias para proponer caminos hacia el porvenir, hablé de una Venezuela posible. La había entonces y sigue habiendo hoy con mucha más razón. Esa Venezuela posible no era otra cosa que el diseño de lo mucho de positivo que se podía alcanzar, en breve tiempo, si se lograra hacer una combinación justa, un planteamiento claro y un aprovechamiento sensato de todos los enormes recursos humanos y materiales de que dispone este país.
Es evidente de que si los 250 mil millones de dólares, grosso modo, que el petróleo le ha producido a Venezuela en los últimos veinte años se hubieran invertido sensatamente para lograr de esa inversión el máximo de provecho social y material, y que si se hubieran utilizado igualmente las capacidades crecientes de decenas de millares de Venezolanos con calificaciones profesionales de primer orden, hoy podríamos ser realmente uno de los países mas prósperos y desarrollados de la América Latina, un país sin deuda externa, con buenos servicios públicos, con la mejor educación para todos y la mejor salud para todos, con amplias oportunidades de porvenir y con una población marginal manejable y en continuo descenso, porque la educación, por una parte, y el crecimiento económico, por la otra, le habrían proporcionado un destino útil a cada habitante del país.
¿Por qué no fue posible lograr esto y, sobre todo, por qué sigue apareciendo utópico proponerlo siquiera en el día de hoy? Habría que comenzar por hacer una revisión rigurosa y sincera de todos los errores conceptuales y materiales que nos han llevado a esa situación. La causa principal, sin duda, de todos los males, es el uso irracional que hemos hecho de la riqueza petrolera. En lugar de haber construido moral y materialmente un país moderno, parecimos dedicarnos a perpetuar viejos vicios y desviaciones. Logramos hacer un Estado inmensamente rico en medio de una población que, en lo esencial, sigue siendo atrasada y marginal. La mayor parte de los recursos que debieron ir a la educación, a la salud y a las obras de infraestructura para echar las bases fundamentales de una nación moderna, se desvió y despilfarró en barata politiquería de muy corto alcance, y la mayor parte de ese ingente volumen de recursos se consumió en cubrir las pérdidas que un Estado manirroto e improvisador ocasionaba continuamente en millares de empresas antieconómicas.
Lo más negativo de este inexorable proceso de empobrecimiento y de pérdida de visión de los fines verdaderos de la sociedad es que las concepciones mismas que le dieron ser y que mantuvieron el falso mecanismo de distribución de riqueza terminaron por convertirse e dogmas casi religiosos de una ideología paralizante y estéril.
Se llegó a creer, y todavía se cree tenazmente, a pesar de todo lo que ha ocurrido en el mundo entero en los últimos años, que soberanía nacional y Estado empresario eran sinónimos, que un Estado no era verdaderamente independiente y progresista sino cuando administraba directamente la mayoría de las empresas económicas y cuando miraba con salvaje recelo cualquier forma de inversión de capital foráneo.

Si algo ha demostrado la historia reciente del mundo es que tan sólo hay un sistema productivo capaz de engendrar crecimiento económico y progreso social, que es el viejo mecanismo elemental y profundamente humano de la economía de mercado, trabajar para el propio beneficio. Los países más ricos del mundo actual, los más prósperos, y los que están en la vía más segura de crecimiento son, precisamente, aquellos que en muchas formas mantuvieron los principios esenciales de una economía de mercado. Los países que han fracasado económicamente y socialmente, como la Unión Soviética, la Europa Oriental y buena parte del tercer mundo, han tenido en común economías estatizadas.
Sabemos bien que la libertad económica crea consecuencias negativas, generalmente transitorias y remediables, en los sectores menos favorecidos de la población. Estos daños son, precisamente, los que deben atenuar y compensar una política social inteligente. Pero la experiencia negativa de países tan ricos y grandes como los de la Unión Soviética, la Europa Oriental debe enseñar bien que ninguna motivación ideológica puede reemplazar al impulso natural adquisitivo del hombre por mejorar su propia condición n una sociedad abierta.
Quienes no hayan entendido esta fundamental lección que los grandes sucesos internacionales recientes han demostrado de manera inolvidable, estarán condenados a no entender la realidad humana y a permanecer en el más costoso de los errores.
Esa Venezuela posible que sus inmensos recursos materiales y humanos siguen ofreciendo todavía a este país requiere, ante todo, un replanteamiento completo de metas y fines y una revisión a fondo, que puede ser dolorosa y hasta desgarradora, de los principios políticos y económicos que están estrechamente asociados a nuestro fracaso de estos años recientes.